Por Mickey Hannum, CSP, CPSA, CPEA
Vicepresidente de Salud y Seguridad
Cada organización tiene una cultura, ya sea esta intencional o no intencional. La cultura son las normas y estándares tácitos que dan forma a las mentalidades, actitudes y comportamientos de los miembros de un equipo. En McWane, la cultura no se trata solo de la seguridad y no debe describirse como nuestra “cultura de seguridad”. Lograr un liderazgo en seguridad es un componente clave en el desarrollo de la cultura general que se desea, pero no es el único componente.
Los miembros del equipo de McWane tienen la suerte de contar con la base de un programa de conformidad sólido y firme. La dirección de la organización trabajó diligentemente para construir la base de conformidad de las normas sobre la que nos apoyamos en la actualidad. Esta base nos brinda una oportunidad única para impulsar la excelencia operativa utilizando el Método McWane como nuestros principios rectores.
El Método McWane nos ayuda a comprender que un compromiso con la seguridad no debería ser una prioridad, sino un principio que impulsa la toma de decisiones de nuestra organización en todos los niveles. Es fundamental que utilicemos cada situación como una oportunidad para el aprendizaje. Aprender de manera constante y precisa de cada situación o desafío que enfrentamos nos ayudará a lograr la excelencia operativa en toda la organización, lo que incluye mejorar continuamente la seguridad.
La conformidad sólida de McWane de las normas nos permite discutir sobre las problemáticas de mejor manera y crecer a partir de los cuasi accidentes, lesiones, alteraciones en los procesos, daños en los equipos y otros eventos significativos. El equipo de salud y seguridad utiliza activamente conceptos de desempeño humano y organizacional para aprovechar las oportunidades de aprendizaje. Hay un deseo por investigar en profundidad los incidentes para comprender las causas que resultan en un cierto evento. Enfocarnos en lo que podemos aprender de un evento y cómo podemos compartir este conocimiento en toda la organización conduce a analizar la dinámica cultural que puede tener un impacto en un incidente. Una gran pregunta que debe hacerse durante la investigación del incidente es: “¿Se produjo una cultura no intencional debido a nuestras acciones o inacciones?” Esta mentalidad simple puede conducirnos a aprender las lecciones y tener una mejor comprensión de cada evento.
Las auditorías de salud y seguridad también son una oportunidad para aprender. Una gran parte de las auditorías de salud y seguridad conversan con la planta de producción. Los miembros del equipo que utilizan equipos diariamente tienen una comprensión precisa de las vulnerabilidades de seguridad, por lo que es fundamental que aprendamos de ellos. Estas conversaciones en el piso conducen a una mayor comprensión de cómo un miembro del equipo puede resultar lesionado, la gravedad potencial, las medidas de seguridad que tenemos implementadas, las brechas de seguridad y cómo podemos mejorar nuestro programa. Este esfuerzo está comenzando a crear un valor agregado de gran impacto que nos ayudará a mejorar.
Es importante que nuestras acciones y debates complementen la cultura intencional o deseada que queremos. De lo contrario, una cultura no intencional puede tomar el control y volverse más dominante de aquella que hemos cultivado. Esto significa equipar a los miembros de nuestro equipo con capacitación continua para fomentar el compromiso y el empoderamiento en materia de seguridad.
McWane pronto ofrecerá capacitación sobre desempeño humano y organizacional y liderazgo en seguridad, además de orientación para el reconocimiento y mitigación avanzados de peligros, y mejora de la incorporación y la capacitación de los recursos humanos.
A medida que avanzamos hacia una cultura arraigada en la seguridad, esperamos dar apoyo a un equipo comprometido con el descubrimiento compartido, la resolución de problemas y el cambio efectivo.